Los servicios de proximidad se han convertido en un pilar fundamental dentro del sistema de cuidados, permitiendo que las personas mayores, con discapacidad o en situación de dependencia puedan permanecer en sus hogares, conservando su autonomía y sus vínculos con el entorno. Cada vez más se reconoce que la mejor forma de envejecer o recibir apoyo es en un entorno conocido, con servicios adaptados a las necesidades de cada persona.
La calidad de estos servicios depende directamente de la formación y el compromiso de los profesionales que los prestan. Contar con personal cualificado, capaz de combinar eficiencia y calidez, es esencial para garantizar una atención personalizada. La formación continua permite a estos profesionales adaptarse a los cambios, incorporar nuevas metodologías y aprovechar los avances tecnológicos que mejoran la asistencia domiciliaria.
A pesar de su relevancia, los servicios de proximidad enfrentan desafíos importantes, como la necesidad de una financiación suficiente y estable que asegure la continuidad y calidad de la atención. Mejorar las condiciones laborales y salariales de los profesionales es clave para atraer y mantener talento vocacional en el sector. La derogación de la Ley de Desindexación también se plantea como una medida necesaria para actualizar los precios y garantizar la sostenibilidad de estos servicios a largo plazo.
La reciente Estrategia Estatal para un Nuevo Modelo de Cuidados en la Comunidad: Proceso de Desinstitucionalización 2024-2030 respalda esta visión, promoviendo un sistema de cuidados centrado en la persona y basado en su entorno comunitario. Su objetivo es que todas las personas puedan desarrollar sus proyectos de vida en igualdad de condiciones, sin depender de entornos institucionales, y con acceso a apoyos que respeten su autonomía y dignidad.
La innovación tecnológica se ha convertido en un aliado estratégico para estos servicios. Sistemas de teleasistencia, plataformas de gestión y herramientas digitales permiten optimizar la atención y garantizar la seguridad de los usuarios, sin sustituir la relación humana, que sigue siendo el eje central de los cuidados.
Reconocer y poner en valor la labor de los profesionales de los servicios de proximidad es clave para construir un modelo de cuidados más humano, sostenible y centrado en la persona. Su trabajo diario no solo mejora la calidad de vida de quienes reciben apoyo, sino que también fortalece una sociedad más solidaria y comprometida con el bienestar de todos.